lunes, 25 de julio de 2011

El autocontrol en niños: una herramienta que garantiza el éxito



El logro de conductas como:
  • Tolerar cuando no se logra un primer lugar o algo que se desea
  • Perseverar a pesar de la desmotivación o la pereza
  • No reaccionar de forma agresiva cuando se nos provoca a hacerlo
  • Priorizar aquellas tareas que son más relevantes
  • Expresar adecuadamente los diferentes sentimientos
Se convierten en realidades de quienes logran el fortalecimiento del autocontrol, habilidad que permite una canalización de diferentes sentimientos, incluso aquellos típicamente difíciles de manejar como el enojo, la frustración y la tristeza.
Las habilidades que permiten esto se aprenden desde la niñez: desde la regulación del temperamento cuando se es una persona menor de edad hasta el progresivo manejo de nuestras reacciones a lo largo de la vida.
El autocontrol es una característica que se va adquiriendo conforme nos desarrollamos, por ende debe ser aprendida y mejorada a partir del apoyo de las personas adultas y el respectivo modelo que realicen al enfrentar los retos de la vida cotidiana.
Un niño (a) necesita observar en su padre o madre, persona cuidadora y figuras significativas:
  • El saber escuchar a todos los miembros de la familia
  • Mirar a la otra persona mientras habla, no interrumpirle
  • Compartir puntos de vista con la mayor tolerancia posible
  • Perseverancia en la enseñanza de reglas y normas de convivencia
  • El uso de la negociación y la firmeza
  • La flexibilidad al explicar diferentes situaciones
  • La práctica del diálogo al resolver un problema
  • Una libre expresión de sentimientos sin estereotipar ninguno

A partir de esto, esas reacciones iniciales de los niños (as) de manifestar las emociones de forma pura (por medio de llantos pronunciados, alegría desbordada, enojo con berrinche) poco a poco con la enseñanza y el modelo irán tomando una expresión más adecuada, controlada hasta llegar a la moderación de la conducta.
Es necesario para esto que los padres, madres y otras figuras significativas puedan manifestar y vivenciar todas las emociones como normales pero con la respectiva modulación de las conductas que le acompañan. Por ende, es fácil escuchar las siguientes frases:
  • Podes enojarte pero no vas a gritar por eso; podes ir a tu cuarto, romper un papel, golpear una almohada, correr hasta cansarte, respirar, irte lejos de la persona que te enoje.
  • Está bien sentirse triste y cuando te sintas así podes llorar, escribir, buscar a una persona de confianza para hablar. Sin embargo si estás triste no podes hacer un berrinche o hacerte daño.
  • Entiendo que te moleste no ganar e incluso que sintas vergüenza, sin embargo debes pensar en cómo mejorar tu forma de jugar, en disfrutar las actividades y aceptar que en algunos momentos vamos a perder y en otros a ganar.
  • Sé que te da pereza ponerte a hacer tareas sin embargo es parte de tus responsabilidades. Vas a poner a hacerla en este momento.
  • Cuando no estés de acuerdo con alguien, aunque te moleste, debes de escucharle, conversar de forma tranquila y dar tu opinión.
MSc. Dyalá Castro C., Psicóloga Clínica
Centro de Desarrollo Infantil
 
Como puede observarse hay un total reconocimiento del sentimiento, esto no es modificable, sin embargo se le pide que lo canalice en formas aceptables tanto para si mismo como para otros niños(as) y personas.
La paulatina incorporación de estas conductas permite auto conocimiento, expresión de emociones en lugares y en las proporciones adecuadas y fortalece el control del temperamento, así como la responsabilidad en la toma de decisiones sobre cómo me comporto en las diferentes situaciones que se vivirán en la cotidianidad.

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